Leyendo la prensa de estos
días, encuentro una pequeña nota de Pedro de la Hoz, donde relata las
suspensiones de 3 importantes conciertos de artistas cubanos en Estados Unidos.
Si pareció, además de
irracional y vergonzoso, las expresiones de júbilo que se manifestaron en una
calle de Miami, tras la desaparición física de Fidel, dejando claro la total
falta de respeto y sentido común, mucho más irracional resulta que se limite
todo ejercicio de tolerancia al obligar a los empresarios a suspender contratos
con artistas.
Las muestras de intolerancia
esta vez marcaron con “tarjeta roja” al Dúo Buena Fe, Alexander Abreu y Habana
de Primera y hasta el mismísimo Pancho Céspedes. Según refiere De la Hoz en
todos los casos se tomó como argumento las posiciones asumidas por los artistas
en relación con la figura del líder histórico de la Revolución Cubana.
La ciudad desde donde con
mayor fuerza y vehemencia se declara que en Cuba no se toleran expresiones de
libertad, creación plena, derechos humanos, etc, precisamente desde esa ciudad
se limita entonces la posibilidad de
disfrute del arte y la cultura cubana, no solo a la comunidad cubana sino
también al resto de los latinos y a los norteamericanos.
En
buen ejercicio de autodefensa, debiera haber un consenso entre los que
claramente allí no comulgan con estas posturas para defender el derecho al
disfrute pleno del arte que hacen estos artistas.
Los
dictados de quienes son capaces todavía de manipular y ejercer el poder en la
faunorepública anticubana radicada en Miami está viva.
Por
ahora no me queda otro sentimiento que no sea el de lamentarme por quienes se
perdieron el derecho al disfrute el arte que sale de nuestra gente.
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