miércoles, abril 21, 2010

La Opinión Pública, Granma y la sección Cartas a la Dirección.

El debate en torno a la necesidad y real ejecución de un cambio social en Cuba ha generado, internacionalmente y en el país, abiertas polémicas en círculos de lectores, de intelectuales y los muy modernos foros de discusión en internet.

Hoy se puede afirmar que existe un objeto opinable que se manifiesta en el marcado interés desde dentro y desde fuera de la isla en torno al cambio. Cada vez se expresa con mayor nitidez en la conciencia del pueblo cubano, encabezado por sus dirigentes históricos.

Esa necesidad es el reflejo de las actuales condiciones sociales y económicas del país y fundamentalmente del momento histórico que vive la humanidad. Ese estado en torno al cambio, como objeto opinable que estructura las relaciones a nivel social, necesita concretarse aún más como necesidad entre los sujetos individuales y sociales, hasta el punto de proporcionar mecanismos para el estímulo a la participación en el debate.

De manera especial es preciso articular discursos sobre el cambio desde una postura que proyecte nuevas formas de participación social en torno a las vertientes que defiende el proyecto social socialista cubano. En ello juegan y deben jugar un papel esencial las organizaciones políticas y de masas, al ofrecer espacios de reflexión y crítica que permitan evaluar a nivel microsocial el actuar de instituciones y estructuras de la sociedad. No menos importante resulta el papel de las ciencias sociales en el proceso de acompañamiento y desentrañamiento de los riesgos y vías para favorecer un proceso de cambio social, que preserve el proyecto social socialista ante las amenazas maniqueista que se ciernen sobre él.

La opinión pública es una posición compuesta que implica necesariamente la participación de un público, que se expresa sobre un asunto, problema o actividad común, infiriéndose los grados de conocimiento que tienen sobre el tema en cuestión. En este sentido, los grados de instrucción que se alcanzan en nuestro país, definen un nivel de discusión que se manifiesta en actitudes muy críticas, con argumentos y análisis de alto grado de elaboración sobre el cambio, los medios para alcanzarlo y las orientaciones políticas que puedan asumirse.

El mérito mayor de Granma y la Sección Abrecartas, según mi punto de vista, ha sido propiciar un espacio que cumple con la doble función de publicar y dar espacio a las opiniones que discurren en el seno de nuestra sociedad; sin embargo, pervive aún una enorme brecha entre lo que se dice a nivel social y lo que oficialmente se admite, sobre todo a través de los medios de comunicación. Se ha confundido permanentemente, opinión pública con opinión publicada, desconociendo el alto valor de la primera y su carácter creador en función del cambio.

Las opiniones que cada viernes se publican ilustran una amplia gama de criterios: contrapuestos, complementarios o simplemente anecdóticos, que reflejan la avidez de participación que tiene nuestro pueblo y su compromiso con Cuba.

Fuera de este espacio, la discusión sobre los rumbos del cambio y las opiniones de muchos, ocurre como en las peñas beisboleras en nuestros barrios o centros de trabajo, donde la pelota de turno es la libreta de abastecimientos o la llevada y traída gastronomía o el estado de los servicios médicos, educativos, de la vivienda, etc. En las Organizaciones Políticas, de Masas y Sindicales (nuestra sociedad civil), sigue predominando la abulia por su consabida desatención a lo que se plantea, a los criterios del colectivo y a las necesarias respuestas que se demandan.

Como experiencia social y de comunicación que es la sección abrecartas: ¿Cómo logramos extenderla a otros medios y vías de socialización de la información existentes? ¿Cómo extendemos su impronta a otras estructuras de dirección administrativa y la convertimos en un instrumento de gobierno del pueblo?

Resulta significativo que sea Granma el que haya abierto este espacio, necesario y fundante, pero no puede ser el único ni la única vía. No puede quedar para el estudio histórico de una etapa determinada lo que en sus páginas de los viernes se discute.

1 comentario:

  1. Las opiniones siempre son complicadas, y los cambios todavía más.

    Si una sola persona opina, y se sale del tiesto es gracioso, y además permite hacer ver que todo el mundo puede opinar. Cuando esa persona empieza a tener seguidores, y ya no es uno sino muchos, se acaba la gracia y entonces viene la limpieza.

    Limpieza que no tiene porque ser violenta eso si.

    En España ha habido gente que ha manifestado opinones muy cambiantes respecto a lo establecido, lo único que hay que hacer para que no molesten es controlar su repercusión.

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